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El talento, ¿es sinónimo de éxito en el mundo de los negocios?
Expertos consultados por este medio responden si se trata de algo innato y revelan qué factores influyen al momento de destacarse en la carrera profesional
Es inevitable relacionar el talento con un sinfín de ejemplos de artistas y deportistas. Sin embargo, esta cualidad no sólo está presente entre futbolistas consagrados, como Lionel Messi, o cantantes mundialmente reconocidos, como Paul McCartney, sino que también es posible verlo en ejecutivos, profesionales y hombres de negocios.
Pero, este atributo, ¿es sinónimo de éxito en el mundo empresario? ¿asegura un perfecto desarrollo de la carrera profesional? Al menos, a simple vista, pareciera que en ningún caso esta cualidad alcanza para lograr ese codiciado estadío.
Es que, al igual que una figura como Messi no puede dar lo mejor en los partidos en que viste la camiseta de la Selección Nacional o del Bacerlona si no tiene ganas de entrenar, a un ejecutivo tampoco le alcanzan sus dotes naturales o su formación profesional para destacarse en el ámbito laboral.
Sin embargo, "en la Argentina hay una tendencia a creer que con el talento es suficiente", afirma el director del Centro de Educación Empresaria (CEE) de la Universidad de San Andrés (UdeSA), Gabriel Aramouni.
Según advierte el académico, "gracias al talento, se puede tener éxito en una oportunidad, pero de lo que se trata es de lograr que sea sustentable, es decir, que permanezca a lo largo del tiempo."
Para ello, reflexiona Aramouni, es "una condición necesaria, pero no suficiente" porque debe complementarse con otros recursos como, por ejemplo, la práctica constante.
Poniendo como ejemplo el mundo futbolístico, Aramouni se pregunta: "¿Qué es tener éxito? ¿Ganar un partido 5 a 0 porque puse al jugador brillante que tiene talento para hacer los goles? ¿O salir campeón del torneo porque desarrollé el talento del goleador junto al del resto del equipo?"
En su opinión, el talento y el éxito "no son equivalentes". Así, mientras el primero tiene que ver con una aptitud y con una capacidad del ser humano para desarrollar una determinada actividad, el segundo "es otra cosa."
En términos de management, de acuerdo al profesor de la Universidad de San Andrés, consiste en "alcanzar, en tiempo y forma, las metas u objetivos que se han establecido". En definitiva: satisfacer las expectativas que se crean sobre un determinado resultado.
"Cuando la gente hace cosas grandes, otros con frecuencia explican sus logros mediante la atribución al talento. Pero ésta es una manera falsa y engañosa de ver el éxito", señala.
Este gurú del management y reconocido académico de Estados Unidos postula que dicho atributo "no es una suma sino un producto de competencias por compromiso por contribuciones" y que si uno de los tres factores es nulo, el talento será cero.
"Las competencias pueden ser conocimientos, habilidades, aptitudes y valores que se tengan o que se hayan formado, ya que no necesariamente se nace con él sino que también puede construirse", destaca Uribe.
En su opinión, si bien el talento es "relativo" ya que alguien puede ser muy talentoso en un lugar y en otro no, "siempre es el combo de capacidades, compromiso y aspiración, porque si la persona no tiene ganas, no va a llegar lejos."
"Se trata de tener objetivos y una identidad profesional clara para cada estadío de la carrera. Esto es clave, ya que puede ayudar a contar con un norte en una edad temprana y, por lo tanto, mucho antes que otros colegas", destaca Hatum.
Así, con la meta en la cabeza, es preciso generar un lugar y una imagen, lo cual requiere de muchas horas de trabajo y dedicación, como asì también tomar riesgos en forma acotada -y no suicida.
En la actualidad, para el profesor del IAE, además del talento natural cobran relevancia el saber moverse en el mundo corporativo, el trabajo con mentores, las relaciones públicas y la construcción de una fuerte red de contactos (network, en inglés).
No obstante, aclara: "No alcanza con la network ya que sin capacidad no se llega a ningún lado. La imagen vende poco. Te puede abrir una puerta, pero la ausencia de capacidad te la cierra. Y la falta de esfuerzo te hunde."
Según su visión, el talento se abre en dos niveles: el primero hace referencia a los conocimientos que una persona tenga y donde entran aspectos como las habilidades, la educación y la experiencia; mientras que, en el segundo, se ubican las aptitudes que engloban aspectos como el manejo de equipo, la habilidad de negociación y la capacidad de liderazgo, entre otros.
En tanto, el director de Recursos Humanos de Molinos, está convencido de que este atributo hay que desarrollarlo y que, para ello, es necesario crear el contexto adecuado.
A modo de autocrítica reconoce que, a veces, "en las compañías no creamos el contexto para captar o desarrollar el talento, más bien preferimos que sean todos parejos y que el distinto no sobresalga demasiado."
"Pero tampoco el genio es sinónimo de éxito. Este perfil genera un efecto disruptivo pero, para alcanzar el éxito, tiene que transformarse en talento, éste último pasar a destreza y luego sumarse a otros factores", concluye.
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